La lluvia martillea
pertinaz la muy oscura ciudad de Seattle, mientras Linden y Holder, adicta a
los jerséis de lana ella y a la comida macrobiótica él, intentan averiguar qué
ha sido de Rosie Larsen, cuya pista se pierde en un casino. Es el final de la
magnífica primera temporada de The
Killing y todos los indicios parecen apuntar a Richmond, viudo
desconsolado, concejal y candidato a gobernador que, ¡oh sorpresa!, participa
en un chat con el muy revelador nickname
de Orfeo.
La historia del
legendario poeta griego, capaz de infundir vida y de amansar a las bestias con
su música, se bosqueja brevemente en esta secuencia. Vuestra tarea en esta
ocasión es doble. En primer lugar, debéis buscar información sobre el mito de Orfeo y hacer un resumen en vuestros cuadernos.
Solo entonces estaréis
en condiciones de explicar por qué nuestro temible, o no, concejal tiene
motivos para identificarse con Orfeo.
Salvete
omnes, discipuli!Aquí va el primer desafío del año. Andad rápidos y sagaces, pues quien
primero dé la solución al enigma tiene premio: hay en juego, como siempre, 1 pto.
extra en el examen de este trimestre, así como un suculento manjar.
Trasladémonos a Sidney, donde transcurre la horrible Misión Imposible II (John Woo, 2000). Solo
se salvan de esta película una dignísima banda sonora original de Hans Zimmer y una
curiosa elección de nombres por parte del guionista. Con esta última se
relaciona vuestra tarea, pues debéis averiguar:
1. ¿cómo
se llama el virus letal cuya destrucción debe lograr Ethan Hunt (Tom Cruise)? ¿Y
el antídoto que lo contrarresta?
2. ¿qué
episodio mítico inspira esta elección de nombres? Resúmelo en no más de 15 líneas.
Toca pensar, mis jóvenes
amigos, y ser veloces como Pegaso.
Si a Zeus le correspondió el cielo y a Poseidón el mar, a Hades, el tercero de los hermanos, le correspondieron los Infiernos. ¡Ojo! No tenéis que pensar aquí en un lugar ardiente y en un Satanás rojo, barbudo y de cola puntiaguda, sino que en la Antigüedad grecolatina Infierno significaba simplemente "lo que está más abajo", del latín inferus. Si el Infierno era temible era, sobre todo, porque allí habitaba Hades, el dios de los muertos,
y porque, como ahora, la muerte no era una perspectiva muy atractiva.
Sin embargo, en los Infiernos estaban tanto los justos como los
malvados.
Dos de los mitos más célebres
relacionados con el inframundo son el rapto
de Perséfone y la trágica
historia de Orfeo y Eurídice. Vamos hoy con el primero.
Hades,
el Plutón
latino, recibía también el nombre eufemístico
del “invisible” por parte de aquellos que temían atraerlo, al
pronunciar su nombre. Reinaba sobre los muertos de manera cruel y
despiadada junto con su esposa Perséfone,
la
Proserpina de los latinos.
Hubo un tiempo, sin embargo, en que Perséfone habitaba entre los
vivos como una alegre muchacha. Tan alegre era, de hecho, que su
malvado tío Hades -¡sí, su tío!- se enamoró de ella y la raptó
para que reinara junto a él en los Infiernos. Su madre Deméter,
diosa de la tierra, los cereales y la agricultura,
la buscó en vano durante nueve días, mas, al llegar el décimo,
escuchó el rumor de que Perséfone había sido raptada por Hades.
Decidió entonces, furiosa, no regresar al Olimpo. Adoptó la forma
de una anciana y se sentó en una piedra a lamentarse. En su
ausencia, la tierra dejó de dar fruto y los hombres y animales
comenzaron a morir de hambre. Ese habría sido ciertamente nuestro
final, si no hubieran intervenido los dioses.
Zeus envió a Hermes,
su mensajero,
en busca de Deméter, pero ella se negó a retomar sus labores si no
recuperaba a su hija. Acudió entonces Hermes al Infierno y allí
intentó que Hades devolviera a la muchacha. Sin embargo, tan malvado
como astuto, Hades se las ingenió para que la muchacha comiera unos
granos de granada. ¿Y qué? Me diréis. Resulta que, según una ley
ancestral, todo aquel que hubiera probado la comida del inframundo,
debía permanecer para siempre junto a los muertos. Perséfone
estaba, pues, condenada. Y con ella la raza humana, pues ¿de qué se
iban a alimentar los hombres si Deméter no permitía que las
semillas germinasen? Se llegó entonces al salomónico acuerdo de que
Perséfone pasara la mitad del año en la tierra y la otra mitad en
los Infiernos. Pero esto vosotros ya lo sabéis, porque, cuando
Perséfone se reúne con su madre en las estaciones que llamamos
Primavera y Verano, todo cobra vida. Cuando, al contrario, es
arrebatada de nuevo a los Infiernos junto a su esposo Hades, las
hojas caen y el suelo se vuelve estéril. Se trata, claro está, del
Otoño y el Invierno.
Este mito, que da explicación de la
sucesión de las estaciones, es lo que se denomina mito etiológico,
pues da cuenta de las causas (< αἰτία,
“causa”).
En la próxima entrega nos ocuparemos de
Orfeo y Eurídice pero no me resisto a dejar aquí un magnífico clip
extraído de El sentido de la vida de los Monty Python, sobre lo que
ocurre cuando la Muerte, “la de la guadaña”, se junta con los
vivos. ¡Todo el mundo a reír!
Poco después de prometerse a su
novio Larry, Piper Chapman, neoyorquina de bien, ingresa en la prisión de
mínima seguridad de Litchfield para cumplir quince meses de condena por un
delito de su loca, loca juventud. Pronto descubre que, pese a las aparentemente
enormes diferencias con el resto de internas, todas son, en último término,
víctimas de sus propios errores y de decisiones equivocadas. Hablamos, claro
está, de Orange is the new black, una
comedia demoledora que no
deberíais perderos.
En el clip que podéis ver a
continuación asistimos a uno de sus flash-backs
característicos, que nos permite ver cómo se conocieron Red y Vee, fieras
antagonistas durante la segunda temporada. Cuenta Red cómo organizó una red de
contrabando cuyos tentáculos penetran incluso en el penal de Litchfield y cómo,
una vez que ella entró en prisión, todo empezó a venirse abajo. Para empezar,
¿cómo un distribuidor de verdura va a llamarse Neptuno?
Neptuno, Poseidón en su advocación griega, era,
en efecto, el dios del mar y su nombre, en consecuencia, era más adecuado para
un distribuidor de pescado. Se presentaba habitualmente en carro de caballos, con cola de pez y portando su arma distintiva,
el tridente. Con él agita los mares
en las tormentas –que se lo digan a Odiseo- y las entrañas de la tierra en los
terremotos. Es la personificación de las fuerzas elementales y violentas del
mar y los terremotos.
Es el padre de buena parte de las
criaturas monstruosas que poblaban los relatos míticos griegos: Pegaso, el
caballo alado; Anteo, el gigante; Polifemo, el cíclope, etc.
Añadid una ficha en vuestros cuadernos donde se recoja la información fundamental sobre Poseidón y añadid también este ejemplo de pervivencia a la sección correspondiente del cuaderno.
Nueva York, un verano cualquiera
de la década de los ’90. Un chiflado amenaza con hacer explotar una bomba si
John –Bruce Willis- McLane, detective en horas bajas, no sigue sus
instrucciones. Estas pasan por pasearse por Harlem, desnudo, con la única
“protección” de un cartel que reza “odio a los negros”. Se salva del
linchamiento colectivo gracias a la intervención de Zeus, Samuel L. Jackson,
que responde como sigue al error que McLane comete con su nombre.
En efecto, Zeus, Júpiter para los
romanos, se identifica habitualmente con el rayo. Fue el gran dios de las tormentas
y el ordenador del cielo y la
Tierra. Luchó contra su padre Cronos
y los titanes para obtener el poder de los cielos y es el principal
de los dioses del Olimpo, monte de Tesalia que los griegos identificaban con la morada de los dioses. Desde su
trono, armado con el rayo, vela por todo lo que ocurre.
Pasó su infancia en Creta, donde
fue escondido por su madre Rea para evitar que fuera devorado por su padre
Cronos. Son también muy célebres sus amoríos con otras diosas y humanas. Los celos
y vigilancia de su esposa Hera lo obligan a realizar pintorescas
transformaciones: toro, cisne, lluvia de oro, etc. De todas estas uniones
surgen seres diversos: las Musas (de su unión con Mnemósine, la Memoria),
Perséfone (con Deméter), Atenea (con Metis, a la que se tragó, ya embarazada),
Hefesto y Ares (con su esposa Hera), etc.
Vuestra labor para el próximo día es: 1. hacer una breve ficha en vuestros cuadernos sobre el gran Zeus 2. añadir este ejemplo pervivencia en la sección correspondiente 3. buscar algún mito en el que Zeus se transforme para unirse a una mortal y traer a clase un pequeño resumen.
Llevamos ya más de un trimestre
de clase, en el que nos hemos dedicado, sobre todo, a mitos fabulosos e
historias legendarias que se pierden en el tiempo y en el espacio. Pero ¿qué es
un mito? Un mito es un cuento, un
relato tradicional, que se ha transmitido, sobre todo, de forma oral, y que
explica el origen del mundo, del ser humano, de los fenómenos naturales, de la
técnica, etc. Es, pues, un intento de dar una explicación del mundo y en ellos
suelen intervenir dioses y héroes.
Aquí hemos hablado ya, entre
otros, del ciclo cretense (Minos y Pasífae, el minotauro, Teseo y Ariadna,
Dédalo e Ícaro) y del ciclo troyano (la manzana de la Discordia, el juicio de
Paris, la bella Helena, Aquiles, la caída de Troya...) pero, ¿qué fue, según
los griegos, lo que dio comienzo a todo? Lo cuenta Hesíodo, un poeta griego del siglo VIII a. C., en dos obras tituladas Teogonía
y Trabajos y días.
Nos cuenta, en efecto, cómo al
principio solo existía el Caos, un
vacío lleno de tinieblas, del que surgieron Gea (la Tierra) y Eros
(el Amor). Gea tuvo un hijo Urano
(el Cielo) y con él tuvo varios hijos, llamados Titanes. Urano estaba convencido de que uno de sus hijos le robaría
el sitio, por lo que los obligaba a quedarse dentro de la Tierra. Esta cada vez
se sentía más pesada y pidió ayuda a sus hijos. El más pequeño de todos, Cronos (el Tiempo) logró hacerse con
una hoz y...
“saliendo de su escondite,
logró alcanzarle con la mano izquierda empuñó con la derecha la prodigiosa hoz,
enorme y de afilados dientes, y apresuradamente segó los genitales de su padre
y luego los arrojó por detrás.”
(Hesíodo, Teogonía, 180 y ss.)
De las gotas de sangre que
brotaron nacieron las Erinias,
encargadas de vengar los crímenes familiares. En cuanto a los genitales de
Urano, flotaron por el Mediterráneo y de la espuma que salía alrededor nació
una doncella, Afrodita, la diosa del
amor sexual.
El nacimiento de Venus, Sandro Botticelli (s. XV)
Cronos se convirtió en el único
señor del mundo e iba devorando a los hijos que tenía con Rea. Cuando estaba a
punto de nacer Zeus, su último hijo,
Rea huyó a Creta y se lo entregó a escondidas a la cabra Amaltea para que lo
criara. A Cronos le dio una piedra envuelta en trapos y este la tragó sin
desconfiar.
Saturno devorando a sus hijos, Francisco de Goya (s. XIX)
Cuando Zeus se hizo mayor, se
enfrentó junto a otros dioses a los Titanes en la Titanomaquia y acabó por
hacerse con el poder.