miércoles, 24 de abril de 2019

LA ERUPCIÓN DEL VESUBIO: POMPEYA

Uno de los episodios de la Historia de Roma con mayor presencia en el imaginario popular es el de la erupción del Vesubio, que trajo consigo la destrucción de Pompeya y Herculano. 

Dicha erupción tuvo lugar el 24 de agosto del año 79 d. C. y nuestra principal fuente para el conocimiento de lo ocurrido es el testimonio de primera mano de Plinio el Joven (s. I-II d. C.), que le relató lo sucedido al historiador Tácito (s. I-II d. C.) en una carta (6, 16). En ella cuenta cómo su tío, Plinio el Viejo, intrigado por la columna de humo que ascendía por encima de las montañas cercanas, salió a investigar en una embarcación ligera, dictó sus observaciones, terminó por marchar a la playa al día siguiente con una almohadilla en la cabeza para protegerse de los restos de rocas que caían y acabó muriendo asfixiado por los vapores.
Si queréis saber más detalles, aquí os dejo una versión adaptada de dicha carta, por supuesto, en latín, que traduciremos en clase y traduciréis vosotros mismos, si alguno estudia Latín y Griego en horario nocturno.
C. Plinius Tacito salutem plurimam dicit:
In urbe Miseno eramus, [ubi avunculus meus classem regebat]. Paucis diebus ante motus terrae crebros in regione Campania, senseramus. Sed ante diem IX Kal. Sep. hora fere septima nubem magnitudine inusitata vidimus; nubes e monte Vesuvio surgebat et simillima forma pino erat. Avunculus meus, vir doctissimus, navem petivit, [quod magnam rem cognoscere atque videre e proximo loco cupiebat]. Avunculus properat illuc [unde alii fugiunt]. Iam cinis, densior calidiorque, navi incidebat; mox cadebant nigri pumices et parvi lapides. Sed avunculus navis gubernatorem incitabat: “Fortes fortuna iuvat”. Interim e monte multis locis latissimae altissimaeque flammae relucebant.
Nos autem prima diei hora Miseno excedere statuimus. Vndique audiebamus feminarum atque infantium questus, virorum clamores; multi liberos, parentes aut coniuges requirebant atque manus ad deos tollebant. Tandem obscuritas disparuit: sol rursus luxit. Misenum revenimus et tristissimam rem accipimus: avunculi mei mortem.
Esta erupción es el marco en el que se desarrolla la nada, nada recomendable Pompeya (Paul W. S. Anderson, 2014). Mucho mejor es la recreación que de este episodio hizo la BBC (2003) y que veremos en las próximas sesiones. Así que... ¡poneos a cubierto!

¡HAGAN JUEGO, SEÑORES! “LA LLUVIA EN SEVILLA ES UNA MARAVILLA”



Londres, 1912. Henry Higgins, arrogante, esnob y misógino profesor de fonética, está convencido de que la dicción y oratoria de una persona determinan su futuro social y afirma ser capaz de hacer pasar por toda una duquesa a la florista callejera Eliza Doolitle. Tal es el punto de partida de My fair Lady (George Cukor, 1964), de la que aquí os dejo su escena más célebre.

Con ella –la película, no la escena- se relaciona el primer concurso de este último -¡ooooooh!- trimestre, pues, ya lo imaginaréis, My fair Lady bebe también de la inagotable fuente de la Cultura Clásica.
Prestad atención porque en esta ocasión hay que responder a varias preguntas, si queréis tener opción a conseguir el punto extra y, como es habitual, algo más:
1. ¿Qué significa y cuál es el origen de la palabra “esnob”?
2. ¿De qué obra teatral y de qué autor es adaptación My fair Lady?
3. ¿Qué mito clásico reinterpreta? Relátalo en no más de diez líneas.
4. ¿Qué poeta latino que fue condenado al destierro nos narró este mito y en qué obra?
Daos prisa pero no os precipitéis –fetinate lente! dirían los latinos- pues vuestras respuestas tienen que ser completas y no voy a tener tanta paciencia como en otras ocasiones.

viernes, 5 de abril de 2019

¿ES UN PÁJARO? ¿ES UN AVIÓN? ¡NO! ¡ES WONDER WOMAN!


Resulta, como mínimo, llamativo, que pese al auge evidente del cine de superhéroes de cómic -los héroes de Marvel y DC monopolizan las pantallas durante todo el año- no haya sido hasta el pasado 2017 cuando se estrenó la primera película protagonizada no por un héroe, sino por una heroína. Se trata, ya lo sabéis, de la célebre Wonder Woman, “la mujer maravilla”.

El origen de este personaje se remonta a 1941. EEUU acababa de embarcarse en la Segunda Guerra Mundial, las mujeres ocupaban en las fábricas los puestos que los hombres habían dejado libres al alistarse en el ejército y William Moulton Marston, psicólogo de la Universidad de Harvard, quiso plasmar sobre el papel sus ideales feministas y crear a un personaje femenino bello, bueno, fuerte y poderoso. Eso sí, no todo son luces en la génesis de Wonder Woman ni en su acogida por el público, tal como refleja la película El Profesor Marston y Wonder Women.


En cualquier caso, lo que aquí nos interesa es que Wonder Woman está directamente inspirada -¡cómo no!- en la mitología clásica y os corresponde a vosotros, ya lo imaginaréis:
1. Averiguar en quiénes se basó Marston para crear a su heroína.
2. Hacer un resumen sobre estos seres mitológicos en el que se incluya dónde vivían, de quién descendían, a qué se dedicaban.
3. ¿Por qué crees que Wonder Woman se llama Diana?
4. Añadir este ejemplo a la sección de “Pervivencia” de vuestros cuadernos.
Daos prisa en contestar (vía blog o correo electrónico), porque, como es habitual, el primero en hacerlo bien tiene premio: un punto extra en el próximo -¡y último!- examen y algo más...

Wonder Woman en ilustración de R. Cosentino (ediciones Kraken, Madrid, 2014)