miércoles, 20 de marzo de 2019

LOS IDUS DE MARZO



Enfrascados como estábamos en el teatro griego, nos pasó casi inadvertido el aniversario del asesinato de Julio César el pasado 15 de marzo. El caso es que el otro día fue el aniversario del magnicidio (<magnum, ‘grande’; caedo, ‘matar’), que tuvo lugar en los idus de marzo del 44 a. C. Veamos lo que sucedió.
Habíamos abandonado la historia de Roma con la expulsión del último de los monarcas Tarquinios después de la violación de Lucrecia en el 509 a. C. Abolida la monarquía (ya sabéis, forma de gobierno en la que todos los poderes se concentran en una sola persona, vitalicia y hereditaria), se instauró en Roma la república (< res publica, ‘la cosa pública’).
El poder se repartía ahora entre una serie de magistraturas, elegidas de forma anual o casi, y siempre colegiadas (varias personas desempeñaban el mismo cargo). El objetivo era evitar la acumulación de poderes, que volvieran a repetirse los excesos de la monarquía. Algunos de estos magistrados eran los cónsules, los pretores, los censores, los cuestores, ediles y tribunos de la plebe.
Pese a lo que pueda parecer, dado el abundante número de procesos electorales, no era un proceso tan democrático, pues solo los ciudadanos con suficiente renta podían acceder a la carrera política. De hecho, durante siglos solo los patricios o aristócratas –se consideraban descendientes de Rómulo y fundadores originales de Roma- podían desempeñar estas magistraturas. Los plebeyos lucharon durante siglos para lograr acceder a ellas. La república romana era, pues, más bien una oligarquía (gobierno de unos pocos).

El siglo I a. C. fue un siglo de agitación y guerras civiles y estuvo marcado por una figura destacada: Julio César. Julio César pertenecía a la familia Iulia, que se consideraba fundada por Iulo o Ascanio, el hijo de Eneas y nieto de Venus. Sería, así pues, de origen divino. Pese a lo que hayáis leído en los cómics de Astérix, Julio César conquistó y pacificó las Galias. De vuelta a Roma, cruzó el río Rubicón sin disolver sus legiones y pronunciando, según la leyenda, la famosísima frase de alea iacta est (“se ha tirado el dado” o “la suerte está echada”), con lo que se inició una sangrienta guerra civil de la que salió vencedor. Eliminada toda resistencia, César empezó a acumular todos los poderes e introdujo importantes reformas. Los partidarios de un régimen más tradicional se alarmaron ante esta aparente vuelta de la monarquía y tramaron una conspiración para asesinarle. El magnicidio se produjo el 15 de marzo (idus de marzo) del 44 a. C. Entre los conjurados se hallaba Bruto, su ahijado. Es célebre la frase pronunciada por César cuando, herido de muerte, vio a Bruto entre los asesinos: Tu quoque, fili? (“¿Tú también, hijo mío?”). Aquí os dejo una recreación de lo ocurrido tomada de la magnífica serie Roma (HBO)


Vuestra tarea para el próximo día es añadir a la sección de Léxico de vuestro cuaderno “magnicidio”, “república”, “magistratura”, “oligarquía”, “patricios”, “plebeyos”. Añadid también alea iacta est y tu quoque, fili mei y sus significados a la sección de Latinismos. Finalmente, haced un resumen en la sección general de quién fue Julio César.
Ahora ya sabéis por qué son famosos los idus de marzo.

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