Comenzamos nuestro recorrido
por el mundo clásico con Grecia. Hoy en día Grecia es un país de la Unión
Europea, bastante maltratado por esta, por cierto. En la Antigüedad, en cambio,
Grecia no era un estado único, sino un conjunto, primero de reinos, y luego de
ciudades-estado independientes (πόλεις, ‘póleis’), con
sus propios gobiernos y leyes.
El
único punto común entre unas y otras era la lengua: el griego, que les permitía
diferenciarse de los que no lo hablaban, los bárbaros (βάρβαροι, ‘barbaroi’).
Esta
última, por cierto, es una onomatopeya,
es decir, una palabra cuya forma imita el sonido de lo que nombra. Igual que Charlie
Brown y sus amigos mantienen conversaciones de lo más profundo cuando hablan
entre ellos, pese a que tienen tan solo 8 años, pero escuchan un farfullar sin
sentido cuando habla cualquier adulto, sobre todo su profesora, los griegos de
la Antigüedad oían tan solo bar-bar-bar cuando oían una lengua que no
fuera la suya.
Los orígenes de la cultura
griega se hallan en la isla de Creta,
donde entre el III y el II milenio a. C.
se desarrolló la civilización minoica.
¿Qué es esto de minoico? ‘Minoico’ es un adjetivo derivado de Minos. Según el
mito, la leyenda, Minos era el hijo
del dios Zeus y de Europa. Para resolver la cuestión de quién debía ser el rey de Creta y probar que él, Minos, y
no sus hermanos, tenía el apoyo de los dioses, rogó a Poseidón, dios del mar,
que enviara un toro del mar y le prometió sacrificarlo en su honor. Poseidón
envió el toro pero Minos quiso conservarlo. Poseidón, encolerizado por el
incumplimiento de la promesa, hizo que Pasífae, esposa de Minos, desarrollara
un amor monstruoso por el famoso toro. Se disfrazó de ternera y concibió -¡horror!- un ser
mitad hombre, mitad toro, el Minotauro. Avergonzado, Minos ordenó a Dédalo que
construyera un laberinto donde encerrar al monstruo: el laberinto de Cnosos. Allí vivía encerrado alimentándose de los
jóvenes que la ciudad de Atenas mandaba cada año como tributo. De lo que le
pasó al Minotauro hablaremos en los próximos días.
El caso es que cuando en el
siglo XIX un arqueólogo llamado Arthur Evans desenterró en Cnosos (Creta) restos de un
palacio que le recordó al laberinto del mito, decidió llamar a la cultura que
desenterró civilización minoica.
Representación de la diosa madre, símbolo de la fertilidad |
Fresco del palacio de Cnosos que representa el juego del salto del toro |
Fresco de delfines, también del palacio de Cnosos |
Palacio de Cnosos. La pintura es fruto de la reconstrucción polémica del palacio que hizo Arthur Evans |
Y para que veáis que no os
mentía cuando os decía que la cultura clásica está más presente en nuestro
mundo de lo que creéis, aquí os dejo un ejemplo un tanto “casposo”, sacado de Humor Amarillo, un programa un tanto
absurdo de mi niñez, allá por los cada vez más lejanos años ’90.
Vuestra tarea para el próximo
día es:
1. explicar brevemente en la sección de “diario” de vuestro cuaderno qué
fue la cultura minoica, dónde se situó, de dónde procede su nombre y, por
supuesto, hacer un resumen del mito que aquí hemos contado.
2. Acompañad el
resumen del mito de un árbol genealógico
donde quede claro quién es quién. Si os gusta dibujar, podéis acompañarlo de
alguna ilustración.
3. Anotad también en la sección de
léxico todas las palabras nuevas con su significado.
¡Nos vemos pronto con más
historias truculentas y un pequeño desafío!
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