El peor de los monarcas latinos
fue, con diferencia, Tarquinio el
soberbio, el último de ellos, de hecho. Fue durante su reinado cuando se
produjo la violación de Lucrecia,
que terminaría desencadenando el final de la monarquía. Cuenta Tito Livio cómo
un día se hallaban Sexto Tarquinio, sobrino del rey, y su primo Tarquinio
Colatino en una de las múltiples guerras de conquista que por aquella época
sostenía Roma y surgió la disputa de cuál de las esposas era más virtuosa.
Decidieron ambos sorprender a sus respectivas esposas para ver cómo pasaban el
tiempo en ausencia de sus maridos. Encontraron a la esposa de Sexto Tarquinio
celebrando un banquete, mientras que Lucrecia, esposa de Tarquinio Colatino,
estaba recogida en casa tejiendo en compañía de sus esclavas. Perdió, pues,
Sexto Tarquinio la apuesta y, además, desarrolló un fuerte deseo hacia
Lucrecia. Al cabo de unos días, se presentó de nuevo ante esta, ya en
solitario, y se introdujo en su lecho. Se resistió Lucrecia a sus peticiones
pero entonces la amenazó con quitarle la vida e introducir después en su lecho
a un esclavo para que se creyera que había muerto en falta y deshonrada. Cedió
entonces Lucrecia ante las presiones. Al día siguiente hizo llamar a su marido,
que acudió raudo en compañía de su amigo Bruto. La encontraron destrozada,
dispuesta a quitarse la vida para que ninguna mujer en adelante viviera en
deshonra siguiendo su modelo. Intentaron disuadirla Colatino y Bruto alegando
que no había falta donde no había intención. Fue en vano. Lucrecia se quitó la
vida.
Cuando se extendió la noticia
entre los romanos, cundió la indignación y decidieron en el Senado poner fin al
régimen monárquico y expulsar a Tarquinio el Soberbio de Roma.
Se inició entonces la República romana y desde aquella fecha (509 a. C.) todo fue republicano en
Roma, según afirma Indro Montanelli refiriéndose al odio visceral que los
romanos tenían por la monarquía (753-509 a. C.).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Salve! // χαίρε! // ¡Hola! Tu profesora de Cultura Clásica te da la bienvenida y te agradece, cómo no, la visita y tu intención de comentar. Recuerda, eso sí, que tus comentarios han de ser respetuosos y ajustarse a lo tratado en la entrada. ¡Ah! ¡Acuérdate de releer tu comentario y revisar la ortografía antes de enviarlo!
Gratias plurimas! // Ευχαριστώ πολύ // ¡Muchas gracias!